Esta segunda actuación del torero de Galapagar formando cartel con “El Fundi” y Juan Bautista frente a toros del Puerto de San Lorenzo, había un desorbitado ambiente de expectación, máxime tras su última actuación diez días antes con corte de cuatro orejas y la salida en hombros por la Puerta Madrid. La expectación se convirtió en psicosis general y por presenciar el acontecimiento, o fenómeno torero actual se movilizaron los coleccionistas de acontecimientos para lograr la localidad correspondiente con influencias y algunos con desembolso fuera de lo corriente. De manera  que en los tendidos se podía ver gente que no es habitual de las corridas de toros, que no son aficionados, mientras que muchos de los asiduos al coso de Las Ventas se quedaron privados de ver el festejo. Y el ambiente de expectación fue raro. Se aplaudió porque sí, se protestó porque sí y se habló de más, sin saber que se comentara.

Los aficionados, los que saben del tema taurino y están al día del estado de las ganaderías y de lo que pueden hacer los toreros, en vísperas de esta corrida tenían sus dudas sobre el juego posible de los toros de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo, encaste Atanasio Fernández, divisa que no está con la raza de antaño. Además en el reconocimiento fueron desechados dos y sustituidos por otros ejemplares de la ganadería de Cortés, encaste Juan Pedro Domecq Diez, que tiene conexiones con la de Victoriano del Río, vacada del triunfo apoteósico de José Tomás en su reaparición en Madrid, el pasado 5 de junio.

Estos sustituidos salieron en cuarto y sexto lugar y tampoco dieron el juego que se deseaba. El quinto de El Puerto de San Lorenzo por flojedad manifiesta de remos fue retirado al corral y en su lugar se corrió un sobrero de “El Torero” encaste Domecq, que fue mejor por el derecho.

“El Fundi” tuvo un  primero con poca raza y distraído que cumplió con los picadores. Presentó ciertas dificultades ante la muleta. Lo muleteó en los medios con el dominio y la sapiencia que le caracteriza en situaciones complicadas. El toro se quedaba corto por el derecho y separaba por el izquierdo. Exponiendo y obligándolo sacó muletazos meritorios en porfía que debió cortar antes. Tras dos pinchazos, una estocada corta, un aviso antes de que doblase el astado. El cuarto peleó bien en varas. Pero terminó gazapeando y blandeando de manos, derrotando y deslucido. El voluntarioso intento de faena lo remató de media estocada.

José Tomás, punto de referencia de las veinticinco mil miradas que ocupaban el graderío, fue recibido con una ovación que correspondió saludando desde el tercio. Al segundo manso distraído que hizo extraños a los capotes de salida y se salió suelto en varas después de cornear el estribo, lo dobló con muletazos eficaces, rodilla  en tierra y muy toreros para meterlo en la muleta y lo sacó para los medios. Con su estilo de planta clavada y juego de brazos y muñeca acompasados, ligó pases hasta con el peligro sordo de la res que se vencía y buscaba.

Resultó cogido aparatosamente, aunque pudo continuar en la lid. El toro terminó entablerado. Y en la suerte contraria le administró un pinchazo y una estocada corta, sonó un aviso, dobló el toro y le premiaron con oreja. Pasó a la enfermería. Salió para vérselas con el quinto.

Devuelto al corral por blandear, salió el sobrero con el que se entregó en una faena que inició con buen ademán torero saliéndose con el a los medios con doblones suaves y ganándole terreno. En los medios ligó pases destacando los derechazos el buen lado de la embestida del burel. La faena estaba lograda y había que rematarla. Entregándose, yéndose detrás de la espada dejó una estocada que mató sin puntilla  resultando cogido y herido. Sonó un aviso cuando el toro doblaba. Le concedieron dos orejas y pasó a la enfermería donde le curaron de tres cornadas en la pierna derecha con pronóstico grave.

El francés Juan Bautista se le vio más centrado que en la pasada feria de San Isidro y en un buen momento torero. El tercero manseó con peligro sordo, con mal comportamiento en varas. Buen inicio de muleta, con buena colocación y citando con la panza de la muleta adelantada para someterlo, embarcarlo y templarlo, pero el toro comenzó a quedarse corto y entablerado. Al hilo de las tablas lo despenó de estocada trasera.

El toro fue pitado en el arrastre. El sexto, toro sin clase lo obligó y quiso trazar muletazos a los que el toro no correspondía. Puso un empeño que no merecía el toro y debió despacharlo  antes de tanta porfía rubricando su actuación de una estocada espléndida.

A las diez de la noche salíamos de la plaza con comentarios varios sobre José Tomás. “El Fundi” y Juan Bautista y el encierro parcheado y deslucido que tuvieron que soportar.