César Vanegas saludó con una larga cambiada y ceñidas verónicas al primero al que con oficio y sitio logró ligarle varias series de pases hondos y largos, por ambos pitones en una labor seria y aseada. El toro tuvo sus problemas que fueron tapados por la capacidad del diestro que estuvo certero con la espada. Al cuarto, que siguió los engaños con movilidad y poca clase, Vanegas lo cuajó de nuevo gracias a su oficio y carisma. Destacó en su labor una excelente serie con la mano derecha, en la que toreó con gusto y temple. Su manejo del acero fue contundente. Toda la tarde estuvo perfectamente colocado como director de lidia y bregó con eficacia varios toros del festejo.

Rafael Orellana lanceó muy bien al segundo y lo muleteó con firmeza, oficio y mando. El toro, que nunca descolgó con clase y punteó los engaños fue sometido en un interesante trasteo, que si bien no fue “vistoso” tuvo mucho fondo. Abrió su faena al quinto con muletazos de rodillas y en la primera serie por el pitón derecho bajó la mano con poder y el toro, un mansurrón que sólo quería ir en línea y a su aire no le perdonó en el pase de pecho y le hirió en el escroto. Orellana curiosamente luego del percance se centró mejor y volvió a torear con temple y hondura en estupendos derechazos. En las bernadinas de adorno volvió a ser dramáticamente volteado y César Vanegas, literalmente se colgó de los pitones del toro para salvar a su compañero. La oreja que paseó Orellana premió su valor y pundonor. Pasó a la enfermería donde fue intervenido.

El merideño Alexander Guillén demostró pocas ideas capote en mano y mucho sitio con la muleta en su primero, al que hilvanó series de muletazos con clase y gusto por el pitón derecho, aplicando la fórmula que nunca falla, la de dejar el engaño en la cara entre pase y pase para obtener la ligazón. Oreja de ley. No pudo redondear con el deslucido sexto, con el que empezó bien pero el trasteo se difuminó entre la sosería del toro y el poco oficio del torero.

Complicado y bronco, el toro de rejones que cerró festejo le hizo pasar un mal rato a Rafa Rodríguez que sudó tinta para clavar los rejones de castigo, sufriendo uno de sus caballos una lesión en la pata derecha. Rodríguez estuvo afanoso ante un ejemplar que se metía por dentro sin clase. Salvo alguna banderilla al violín, la cosa no pasó de la voluntad.

 

FICHA DE LA CORRIDA

Plaza de toros de Mérida.

Sábado 16 de mayo de 2009.

Corrida de “La Cumbre Torera”.

Seis toros de Juan Campolargo, terciados de presentación y de juego desigual. Con movilidad y poca clase en su conjunto, la corrida dejó estar a los lidiadores. Los más deslucidos quinto y sexto. El mejor, el tercero. En séptimo lugar un toro de El Trébol, manso y complicado.

Pesos: 427, 438, 431, 457, 450, 425 y 425 ( rej ).

César Vanegas, de burdeos y azabache: Oreja y oreja.

Rafael Orellana, de grana y azabache: Saludos tras petición y oreja.

Alexander Guillén, de corinto y oro: Oreja y palmas.

Rejoneador Rafa Rodríguez: Silencio tras  aviso.

Un quinto de entrada en tarde lluviosa.

 

INCIDENCIAS

Rafael Orellana sufrió un puntazo en el escroto. César Vanegas recibió el capote de paseo de la empresa COREALSA como triunfador del festejo así como una placa de la empresa Wimar como espada más destacado.

                                                                               

 

vitico.jpg Desde Mérida (Venezuela), crónica de Víctor Ramírez “Vitico”