Acciones por demás groseras y zafias que aparte de espantar a los gringos, dejan el centro histórico de la ciudad de la Guelaguetza hecho un verdadero asco. El asunto viene a cuento porque el diario El Economista en su página electrónica publica un reportaje titulado: Desnudos contra las corridas de toros ante la Unión Europea. En el que da a conocer a los lectores que un grupo de activistas se manifestó el pasado nueve de octubre frente al Parlamento Europeo de Bruselas, para protestar contra la costumbre de lidiar y matar a estoque a los toros. Como levantar la voz contra lo taurino da un encanto que no resulta de otros reparos, lo hicieron semidesnudos e incluyeron una impactante escena aparentando traer clavadas a sus espaldas unas banderillas. La simulación incluía hilos de sangre de pintura roja.

Organizada por el grupo “Gente por el Tratamiento Ético de los Animales” el reclamo se efectuó para llamar la atención sobre el sufrimiento inflingido a los mismos. Entre otras acciones, portaban pancartas solicitando la abolición de los festejos taurinos. La pimienta la agregaron los del periódico publicando una foto con los manifestantes, en su mayoría mujeres, tendidos en el suelo. En primer plano aparece una rubia de espaldas cubierta solo por la parte baja del bikini y luciendo lo magnífico de los músculos con que la naturaleza la dotó para sentarse. Una mujer muy sexi adornada con tales virtudes, que sería capaz de convertir la paz de una cartuja en un zafarrancho de posesos. Las otras activistas, también se aprecia, tienen trapío para Bilbao, y alguna por ahí muestra una opulencia capaz de criar ella sola a una manada de rinocerontes.

Los antitaurinos meten el acelerador a fondo. Hace unos cuantos meses la cantante cubana nacionalizada española Alaska, de quien sigo siendo devoto a pesar de que hizo muy mal en elevar mi tensión y en aplastar mi afición… presentó a finales de mayo una censura en contra de las corridas. Se desprendió de la tronera proponiendo que se le pongan unas banderillas a escala, a aquellos que afirman que el toro no sufre durante la lidia. La campaña mediática se basa en un calendario fotográfico, cuya portada es una imagen de ella misma desnuda con tres banderillas clavadas en el dorso. Olvido Gara, nombre verdadero de la interprete que se rebautizó como Alaska en honor a una canción de Lou Reed, padre del rock alternativo, hizo el comentario de que habiendo crecido en México, de niña la llevaban a las corridas, incluso al sorteo y entorilamiento -por lo que se deduce que acompañaba a un buen aficionado-, pero a pesar de su memoria, se mantuvo en lo dicho al declarar que las corridas le resultan inaceptables.

Lo del toreo es una tradición cultural que ha generado la supervivencia del toro de lidia y de la numerosa fauna que habita en el campo bravo. Sin embargo, los argumentos son muy difíciles de explicar, porque sus detractores se niegan rotundamente a escucharlos. Por lo tanto, que esa obra suprema del domingo bíblico y sus compañeras hagan lo que quieran y si insisten, pues mucho mejor. Ya quisiéramos esa clase de manifestaciones por estas latitudes. Las profesoras oaxaqueñas no tienen el peso ni la edad ni el trapío de la tremenda belga esa, que recostada boca abajo nos demuestra dos cosas: su manifiesto repudio a lo del toreo y un cuerpazo color de miel con glorioso remate en plan ancas de jaca de rejoneo.                                               

 

 

                                                                                 

                                                                                                          Artículo de José Antonio Luna Alarcón