El Defensor del Pueblo vino forondo a Mérida, Municipio Libertador del Estado Mérida, occidente venezolano, con su carita de niño cogido a lazo, de inocente bajado del cielo a punta de piedra, anunciando con gran desparpajo que su equipo técnico trabaja en la Ley Antitaurina, que eliminaría las corridas de toros en esta ciudad, en Venezuela y, todo el mundo, como muertos.

Como muertos, aquí en Mérida, nadie ha dicho ni pío.

Cierto, hasta el momento nadie ha salido a decir algo en defensa de la Fiesta Brava, arte y cultura, factor predominante en el desarrollo socio, económico, turístico, empresarial, comunal, familiar del colectivo merideño, en sus tradicionales y reconocidas en el ámbito regional, nacional e internacional, Ferias del Sol, Carnaval Taurino de América, que genera cada año, empleos directos e indirectos e ingresos no solo al empresario taurino, ganadero de lidia, torero y similares, sino al comercio, hoteleros, posaderos, a la Alcaldía del Municipio Libertador, a los medios de comunicación social radiales, impresos y televisivos, a los taxistas y moto taxistas, a los extrahoteleros, a restaurantes, fuentes de soda, a medio mundo, sea o no taurino, hasta los vividores peseteros que aparecen en tiempos de ferial taurino merideño.

Aquí en Mérida, todos como muertos.

Ni la Cámara de Comercio y Turismo han fijado posición al respecto, cuyos agremiados se benefician de la actividad taurina; ni los profesionales del toro andinos merideños venezolanos, ni los gremios taurinos, empresarios, ganaderos, han dicho algo, en contraposición a la incoherente, ilógica, actitud irracional, de ese que llaman Defensor del Pueblo en Venezuela; ni esos que se dicen taurinos, que se las dan de inmaculados promotores, difusores, defensores de nuestra Fiesta Brava, más tapados que perros apaleados y gata ladrona, más míseros que lo miserable mismo.

Parece no importar que desaparezca la Fiesta Brava en Venezuela.

Una Fiesta en la que sucios vividores subversivos dentro de ella, han sabido comer, comen aún a sus anchas; le hacen el juego a nuestros adversarios, desprecian, malponen, entorpecen, el trabajo que unos pocos hacen por la permanencia, fortalecimiento, defensa de la Fiesta Brava, luchan porque los trabajadores taurinos sean reconocidos como trabajadores culturales, gocen de la seguridad social del Estado Venezolano. Despreciables personajes que se dan el tupé de usar medios radiales, escritos, blog. páginas web, la calle, espacios públicos, dándoselas de taurinos pero dan la puñalada trapera a la Fiesta, tal cual delincuente, más miserables que la miseria misma.

Como muertos todos, vaya papeleta. No sólo en Mérida sino en toda Venezuela.

Joder, pareciera quieren que lo taurino se lo termine de cargar el diablo, que conviertan las Plazas de Toros existentes en el país en antros como lo hicieron con el Nuevo Circo de Caracas o las tumben, como hicieron con la de Barcelona en el Estado Anzoátegui o la de Barquisimeto en el Estado Lara. Que la Fiesta Brava se vaya al carajo, culpables todos y punto en boca.