En el mundo del toro, el camino que deben transitar quienes aspiran convertirse en profesionales del toro, tiene infinidad de triquiñuelas, vicisitudes, intrinques, piedras que deberán saber apartar para alcanzar la meta de convertirse en matadores de toros.

 

No hay duda de que «camino se hace al andar» y en Venezuela, donde apenas están realmente activadas dos Escuelas Taurinas, la de Mérida y Tovar en el Estado Mérida, en la región andina, ya que el resto de las existentes en el interior del país, se sabe de ellas «cuando sopla el viento», es apremiante para los alumnos el verle la cara a un becerro, una vaca, un novillo, como parte esencial, en su proceso de aprendizaje, de la mano del instructor que habrá de enseñarles las buenas maneras, corregirle las malas, como enfrentarse a la res de casta, lancear con el capote, dominar la muleta, colocar las banderillas, dibujar la faena, colocar la toledana, hasta saber hablar y caminar.

 

La tarea no es nada fácil aunque de buenas a primeras lo pareciera. El gusanillo del toro domina el cuerpo y la mente de los aprendices que están diariamente ávidos de verle cara al becerro, solo piensan en ello cada minuto, hora y día, que acuden a la Plaza de Toros a instruirse en lo del toro.

 

El semillero taurino venezolano ha venido aumentando cada día y valga la oportunidad para hacerle un sincero llamado a los Empresarios y Ganaderos Venezolanos, a que  brinden apoyo a nuestras Escuelas Taurinas, a sus alumnos, apoyen e impulsen las novilladas con y sin picadores, abran las puertas de sus ganaderías sin mezquindad y preferencia, a todos los aprendices para le vean la cara al becerro, vaca, novillo, aprendan a conocerlos y entenderlos, puedan dominar y dejar de lado el lógico miedo escénico, asimilar el valor requerido en su trayectoria educativa taurina.

 

Nada cuesta apoyar nuestras Escuelas Taurinas, es cuestión de «ponerse la mano en el corazón», hacer valer que «el camino se hace al andar» ya que lo demás corre por la cuenta del gusanillo taurino que sabrá hacer bien su trabajo entre quienes aspiran convertirse en matadores de toros y quizás, sí la suerte les acompaña, en figuras del toro.