Santiago de Cali, julio 27 de 2010

                       

 

 

Fundación Plaza de Toros de Cali

 

La fiesta brava no debe morir

El próximo miércoles 4 de agosto, la Corte Constitucional deberá tomar una crucial decisión: fallar una demanda de inconstitucionalidad contra el Artículo 7o. de la ley 84 de 1989 sobre la protección de los animales. En síntesis, los magistrados apoyarán o no la continuación de la fiesta brava en nuestro país, una tradición que mantiene a flote a cerca de 100.000 familias colombianas que subsisten gracias a las corridas de toros. Esto sin contar con que quedarían fuera de servicio cerca de 130 ganaderías de lidia en todo el país, cuyo personal profesional, técnico y jornalero también quedaría cesante en momentos en que Colombia la tasa de desempleo alcanza un alarmante 13%. Todo esto sin contar como se verían perjudicadas ciudades como Cali, Bogotá, Medellín y Manizales, las cuales mediante sus ferias taurinas a lo largo del año contribuyen a reactivar sus respectivas economías.

Cali no se queda atrás en esta situación que hoy preocupa al mundo taurino. La temporada decembrina de la Plaza de Toros Cañaveralejo es el evento social más importante de fin de año en la capital vallecaucana. La Plaza de Toros de Cali cumple ya 55 años de haber sido fundada, sin contar las corridas que se dieron a principios de siglo en las antiguas Plaza Granada y Plaza Belmonte. A raíz de las corridas en Cañaveralejo, surgió la Feria de Cali, uno de los mayores estandartes de la ciudad.

Según Eduardo Estela Garrido, Presidente de la Fundación Plaza de Toros de Cali, “nuestra fiesta taurina no desencadena sólo en la alegría de una afición histórica. La Plaza de Toros de Cañaveralejo, los toreros, los toros, los banderilleros, las ganaderías, los rejoneadores, la Escuela y las amazonas son parte de un enorme engranaje que es no sólo un gran generador de empleo, sino también de donaciones que son invertidas anualmente en la comunidad desde hace varias décadas”.

Estamos viviendo una época de cambios donde la afición taurina tiene oponentes, provenientes en parte de una generación con nuevos paradigmas, la cual está cada vez más distante de las tradiciones. Pero precisamente por ello hay que tener un valor agregado que le ofrezca competitividad y permanencia a la empresa. Es allí donde la Fundación Plaza de Toros de Cali desempeña un papel fundamental desde el año 1972. Se trata del beneficio social, el cual proviene que aquellos que gustan del espectáculo de los toros y beneficia en grande a miles de vallecaucanos.

Las obras de beneficencia adelantadas por la Fundación Plaza de Toros de Cali abarcan todo tipo de entidades que se han visto impactadas positivamente: Hospital Cañaveralejo, Hospital Infantil Club Noel, Fundación Valle del Lili, Hospital Carlos Holmes Trujillo de Aguablanca, Instituto Tobías Emmanuel, Hospital Departamental, Corporación Caminos Policía Metropolitana de Cali, Tercera División del Ejército y Corporación Para la Recreación Popular de Cali, entre muchas otras, son apenas algunas de las organizaciones que vienen recibiendo donaciones para fortalecer sus funciones orientadas a ayudar a los sectores menos favorecidos de Cali.

“Para dar un ejemplo, desde sus inicios, la Fundación ha invertido más de 31 mil millones de pesos en obras sociales a valor presente, y ha pagado en impuestos locales y nacionales más de 10 mil millones de pesos, cosa que nos llena de orgullo y nos motiva a continuar con esta labor. El fin de la fiesta brava significaría por ende el final de estas contribuciones que no hacen más que mejorar la calidad de vida de miles de personas y brindarles una luz de esperanza en medio de sus necesidades”, afirma Eduardo Estela.

La Fundación Plaza de Toros de Cali es un apoyo fundamental para la sociedad. Por eso la importancia de la protección y permanencia del espectáculo taurino, el cual subsiste gracias a sus abonados y al aporte de sus accionistas que vienen trabajando fuertemente para conservar una buena imagen de credibilidad cada vez mayor a nivel mundial.

Son tantos los frentes desde los cuales se trabaja, que mencionarlos todos sería extenso. Pero valga con nombrar, por ejemplo, a la Escuela de Tauromaquia de Santiago de Cali, una de las más importantes del mundo después de la de Madrid. Allí se forman talentos noveles, jóvenes en muchos casos humildes pero grandes de corazón que al ser admitidos en el centro de formación pasan a engrosar las filas de futuros grandes toreros y maestros que mantienen viva la fiesta brava, como Luis Bolívar y Paquito Perlaza, sin dejar de lado casos más recientes como el de Santiago Naranjo, que además hace parte de la próxima temporada taurina de Cali.

Nombres que no sólo salen a un ruedo a torear, sino que contribuyen a generar noticias positivas de nuestro país en el exterior gracias a sus muchos triunfos, como César Rincón, cuyos titulares en su época de gloria y aun hoy como ganadero, contribuyen a mostrar a una Colombia cuna de grandes hombres.

El mundo taurino colombiano está en vilo. La Corte Constitucional tiene una gran responsabilidad y debe sopesar con extremo cuidado el tema, para no dejar en el limbo a miles de caleños, vallecaucanos y colombianos, generalmente humildes, que ven en el toreo su medio de subsistencia. Esperemos que tanto la Plaza de Toros de Cali como las demás de Colombia puedan seguir gritando “Ole” y contribuyendo al progreso de muchos.