Tomás González de Canales, presidente de la sociedad propietaria de la plaza de toros y anfitrión, fue el encargado de abrir la segunda sesión del ciclo de conferencias sobre “Los Fundamentos del Toro”, organizado por la Casa del Toreo, que en esta ocasión versó sobre la ganadería de Jandilla.

Antonio Portillo, director del ciclo, explicó los orígenes de la misma y destacó fechas, toros y anécdotas de este hierro como la del 17 de junio de 1931 cuando se anunció por primera vez en Madrid, en la corrida inaugural de Las Ventas; la del 19 de agosto de 1962 cuando Antonio Ordoñez brindó su primer toro al arquitecto de la plaza de Vistalegre, que se inauguraba ese día; el mano a mano en Málaga, en 1959, entre Luis Miguel Dominguín y Ordoñez; o la faena de Enrique Ponce al toro “Bienvenido”, que logró el indultó, en Murcia en 1992. Toro que según contó después el ganadero, Borja Domecq, estaba reseñando para la alternativa de Chiquilín en Córdoba, pero no pasó el examen veterinario a pesar de su insistencia ya que tenía una fe especial en este animal y quería que fuera para el toricantano.

Tras la intervención de Portillo Aniceto Méndez desgranó las características morfológicas principales del toro de Jandilla: uniformes, bajos de agujas, de cabeza fina, de encornadura de mediano desarrollo, de cuello largo, morillo bien desarrollado y extremidades cortas. En cuanto a la capa destacó la negra por predominante aunque existen también toros castaños, coloraos, jaboneros y ensabanaos. Tras su análisis se proyecto un vídeo documental sobre la ganadería y dos faenas del diestro Paco Ojeda, una de Málaga en 1985 y otra en Nimes en el 84, tarde en la que Ojeda puso banderillas.

Después de estos videos tomó la palabra el ganadero, Borja Domecq, que comenzó destacando la importancia del legado de su padre, Juan Pedro Domecq y Díez, quien según palabras de su hijo “ya en 1951 acertó al variar la definición de bravura. Para él bravura era la capacidad del toro de luchar hasta la muerte. Él pensaba en el espectáculo y ya en esta época el público empezaba a darle más importancia al torero.” Borja Domecq se declaró heredero de este concepto y por ello cree que el ganadero debe prestar especial atención a la reacción del tendido ya que afirmó “sin público sobramos todos. El ganadero que no entiende la luz que le mandáis los aficionados es que está ciego o sordo y ese va al hoyo antes o después.” En este sentido añadió, refiriéndose a su gremio, “últimamente hemos sacado las cosas de quicio. Nos han quitado a los ganaderos toda la responsabilidad de lo que ocurre en la plaza. Para que haya espectáculo tienen que dar juego los toros y eso es responsabilidad del ganadero.” A lo que añadió “un torero influye en cómo será un toro, pero no en como es. El 90% de lo que un diestro torea en su carrera está ya nacido o por nacer, poco puede influir”.

Según Borja Domecq su padre le decía que “un ganadero es como un coctelero porque un toro bueno es un coctel perfecto”. Para lograr esa combinación única Borja Domecq afirmó contar en sus fincas extremeñas con “40 sementales y 500 vacas de vientre”. Pero según el ganadero de Jandilla a la mezcla actual le falta picante, así afirmó que “hoy se hacen faenas perfectas que no emocionan y por eso hay que darle un poquito de picante al asunto”. Para ello afirmó es necesario tener el numero de sementales que tiene ya que “hay que tener un poso de bravura para cuando falte, y un poco de nobleza para cuando sobre, me lo enseño mi padre”.

El acto se cerró con las palabras de agradecimiento del diestro José María Montilla al ganadero por su presencia y “sus sabias palabras”.