Por Antolín Castro

Seguramente alguno pueda extrañarse del titular, pero si es aficionado a los toros, será fácil que adivine su sentido.

Lamentablemente ese es el aspecto que presenta la plaza de toros de Bilbao todos los días durante los festejos correspondientes a las Corridas Generales de este año.

Sus localidades son un desierto, pero, eso sí, en lugar de verse mucho cemento, lo que ocurre en otros cosos, aquí se convierte en un colorido mosaico de colores. Gracias a la reforma que han hecho el ‘desierto azul’ que veíamos años atrás, ahora por lo menos es de colorines.

Abunda todavía el azul, percibiéndose perfectamente el grana, el blanco y también el gris, lo que hace que ese vacío de espectadores sea menos gris, menos frío, pero igual de vacío. La plaza de toros de Bilbao luce, de este modo, más bonita, pero transmite la misma sensación de indigencia, nos muestra la falta de interés para acudir los aficionados a ella.

La feria empezó el pasado sábado con el festejo de rejones y las figuras de los dos Hermosos, padre e hijo, más Lea Vicens, no fueron capaces de quitarnos de la vista ese mosaico de colores que se está haciendo un clásico.

Después vinieron toros, de Dolores Aguirre, una novillada con los novilleros de lo alto del escalafón, aparecieron toreros de la talla de Perera y Ginés Marín, acompañados del triunfador de Madrid, Ángel Téllez, y los colores de los asientos de los tendidos seguían llamando la atención.

¡¡Ya vendrá El Juli!! que es un toreo tan querido en esta plaza. Y llegó Julián, nada menos que acompañado por Talavante y Tomas Rufo, que triunfa en todas cuantas plazas actúa, que dicen va ser máxima figura y que concitará el interés de los públicos. Pues esperamos que así sea, pero que hoy tampoco despierta nada en Bilbao.

Una terna así, supuestamente, deberían agotar el papel, y van y solamente logran agotar la paciencia de quienes queremos que esto se recupere. Bilbao es, al menos era, una plaza importante para que se viera cómo iba la temporada, que tomara el pulso de cómo va el interés por los diestros que encabezan el escalafón.

Ahora dirán que hay que esperar a Roca Rey y Morante. Puede que algo arreglen… pero mucho nos tememos que seguirá siendo visible el mosaico de los colores de los asientos de la plaza bilbaína.

Una pena, pero las entradas que se registran se parecen más a la de los veranos en Las Ventas, que a las de una feria de categoría. Al menos, en cuanto al interés, el suspenso es absoluto.