Fuente: Antolín Castro. Deltoroalinfinito.com
Definitivamente. Ya podemos decir que se reanudó la temporada taurina en España.
Ávila ha sido la primera plaza que se ha abierto en esta extraña situación que vivimos en el mundo, atenazados por el miedo, por un lado, y con la esperanza y el deseo de irle ganando la batalla al puto virus por otro.
Un silencio sepulcral acompañó el paseíllo, roto después por las notas del himno nacional. Todo en homenaje a tantos compatriotas que nos han dejado tras las fuertes cornadas recibidas por el detestable Covid-19.
No es la plaza de toros de Ávila una plaza que haya convocado históricamente a la gente de forma habitual, si acaso recordar un acontecimiento celebrado en ella por estas fechas de hace trece años, un mano a mano de José Tomás y El Juli, que llenó los tendidos hasta reventarlos. En aquella ocasión los beneficios iban destinados a la difusión de la fiesta a través de la Plataforma para su defensa.
En esta ocasión los beneficios no llegarán a ser ni eso, beneficios, en lo económico, pero sí lo han sido en la defensa de la Fiesta, sin duda. Poder ver cómo se trenza un paseíllo de nuevo, tras varios meses en plena sequía de ellos, es como ver amanecer de nuevo luciendo el sol por el horizonte.
Lo de menos es la cantidad de público que ha acudido o que ha podido acudir. Quizá lo más reseñable sea el comprobar que, una vez más, el público taurino, el aficionado a los toros, se ha comportado respetuosamente con todas las normas sanitarias impuestas. No es baladí este comportamiento cuando vemos a diario cómo se las gastan muchos otros colectivos que seguramente sean de los que desprecian la tauromaquia. Ya quisiéramos que todos tuvieran igual comportamiento cívico.
Por cierto, también de agradecer ha sido el de los seguidores madridistas tras la consecución del título de liga, aceptando los consejos de no celebración en la madrileña Cibeles. De este tipo de comportamientos necesitamos a todos los niveles si queremos levantar el vuelo de todas las actividades mientras le damos la puntilla al puñetero virus.
Bendita sea la plaza de Ávila y el empresario, José Montes, que ha tenido las agallas de montar dos corridas seguidas para reiniciar la marcha perdida. Ojalá hubiera más empresarios valientes y decididos. Si no se empezaba era difícil poder continuar, ahora ya se puede continuar con los paseíllos iniciados.
A esa plaza acudí por primera vez y también vi por primera vez torear a Roberto Domínguez, que compartió cartel con El Inclusero y Simón. Era 1974 y aquel lejano 29 de junio el Real Madrid, ganó la Copa de España al Barcelona. Curiosa coincidencia esta de los toros en Ávila, que me hacen recordar, por cercanía de fechas, títulos ganados por el Real Madrid.
En adelante están anunciados distintos carteles. Nunca mejor que ahora para decir ¡Que Dios reparta suerte!