En el toro hay verdades que resultan una singular galería de curiosidades y que en ocasiones son documentos terribles. Otras, las más, historias desconocidas para la mayoría que nos permiten acercarnos a la esencia pura del toreo. La tradición se mantiene con hechos contados que, cuando están bien engrasados y certificados aseguran la grandeza de un arte cumbre de España.

Gentes buenas del pueblo llano se han preocupado de mantener vivos relatos relacionados, para que después, otros más preparados reunieran en escritos perennes para conocimiento y perpetuación de una fiesta que por momentos deja de serlo para convertirse en canto de muerte para gloria de la especie humana. Gracias a ellos podemos conocer, con la perspectiva del tiempo, momentos que han quedado cubiertos por las prisas y noticias que se suceden a velocidad de la luz en medio de la soledad.

 

– En la Expo Universal de París, en 1.879, España se presenta con su más inconfundible, ilustre y sensacional espectáculo de referencia cultural, netamente español, un festival taurino. El hipódromo se convierte en plaza de toros añadiendo una cerca circular de madera para conformar el ruedo. La noche del 18 de Diciembre, con cartel de “no hay billetes”, gentes de todos los países de la Tierra asisten asombradas a esta insólita demostración artística para casi todos, nunca vista.

 

El despeje de plaza lo realiza una sección de la Guardia Civil de Caballería con su uniforme de gala. El público ovaciona este prólogo durante más de diez minutos. Los matadores que actuaron en tan señalado festejo fueron, Gonzalo Mora, de Madrid, con cincuenta y dos años. Antonio Carmona “Gordito”, de Sevilla, de cuarenta y uno. Rafael Molina “Lagartijo”, de Córdoba, de treinta y ocho y Ángel Pastor, de Ocaña (Toledo) de veintinueve.

 

Entre los componentes de las cuadrillas de subalternos actuaron varios matadores y novilleros, Manuel Mejías Bienvenida, José Gómez “Gallito”, Remigio Frutos “Ojitos” y una docena más … de a caballo, Juan León “Gaceta”, Manuel Pérez “Sastre”, Antonio Pinto, Antonio Llavero, José y Manuel Calderón, Matías Uceda “Celita” y Manuel Martínez “Agujetas”.

 

– Tenemos explicación de por qué no suena la música durante las faenas, en la Plaza de Toros de Madrid en honor de los lidiadores. La primera vez que tocó la banda a petición del público para homenajear una actuación fue en la corrida de toros que se celebró el 2 de Mayo de 1.890 en el tercio de banderillas al sexto de la tarde, de nombre “Charrito” de la ganadería del Marqués de Saltillo, por los colosales pares que clavaron, Rafael Molina “Lagartijo” y Rafael Guerra “Guerrita”.

 

– Con nombre “Saltador”, varios toros causaron la muerte por cogida a los siguientes diestros, Miguel Freg, Manuel Ballesteros “Meco”, Ángel C. Carratalá y Enrique Cano “Gavira”.

 

– El apodo, “Litri”, solo o con adimentos, ha sido usado por los siguientes matadores, José R. Báez, Miguel Báez, Manuel, Miguel y Miki Báez; los apodados “Litri II”, Alfredo Calleja y Luis Prados; Carmelo Sánchez “Litri de Murcia”, Florentino Jiménez “Litri Chico” y Jesús Trinidad “Litri de Méjico”.

 

Los relatos de estas anécdotas radican exclusivamente en describir unas historias que permitan entender los acontecimientos taurinos que rodeaban a los toreros de otras épocas y que también contribuyen en ocasiones al sentimiento, la humanidad y la belleza que dan importancia a nuestra Fiesta. Nacional.