Fernando «El Gallo», gran torero, pero muy deficiente estoqueador, fue a matar cuatro toros a la Isla de San Fernando, complaciendo así a un «compare» suyo que se hizo empresario de la corrida.

 

Era el tal «compare’ zapatero de profesión y pensaba utilizar en su industria del calzado, una vez curtidas, las pieles de los cuatro toros.

 

El «señó» Fernando le dio gusto a la mano de la espada y pinchó más de la cuenta, sobre todo estoqueando al cuarto bicho se volvió loco. Cómo sería la cosa, que el empresario- zapatero poniéndose de pie, le gritó:

 

— ¡»Compare», en, mi «arma»! Pare «osté» la «ametrallaora» que no me va a «queá» libre un ‘peaso e’piel pá jaserle» unos zapatos a los chiquillos.