Y

ANTONIA CARBALLO SÁNCHEZ

 Escultor, pintor y ceramista él,

y pintora y ceramista, élla…

Un matrimonio de artistas con mucho amor de por medio…

Alfonso Ariza Moreno, fue un artista singular, que ejerció de bohemio y rebelde sin apenas darse cuenta…

Nace en La Rambla (Córdoba) en 1920. Con apenas dieciséis años fue becado por la Diputación de Córdoba, para realizar estudios en la Escuela de Artes y Oficios y en la Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, estudios que abandonó porque, según su criterio, en ese lugar no desarrollaba la particular visión que tenía del arte de vanguardia. No obstante, no deja de conocer a fondo la técnica de la pintura, pues pasa en Madrid los años 1946, 1947 y 1948, realizando copias en el Museo del Prado. Aprendizaje y evolución técnica que aplica a su línea artística, basada en la abstracción o nueva figuración.

 

 Arriba: Cerámica vidriada (en el estudio de F. Bravo).

Cerámica sin vidriar ( titulada “Paloma” -estudio de A. Asensi -).

Abajo: dos obras que se muestran en la Taberna Bolero de Montilla

Era un genio de la creación y tocó todos los palos del arte, incorporándose a tendencias según su real saber y entender. Desoyó a la lógica comercial, al dinero, a la fama, a la estrategia. Alfonso Ariza no entendía ni quería entender de mapas de ruta, ni de épocas, ni siquiera de meses…

 

AUTORETRATO DE ALFONSO ARIZA

Pintaba, creaba esculturas o cerámica, cuando a él le daba la gana. Empleaba los más diversos materiales, óleo, temple, acuarela, acrílico, tierra, óxido etc. Casi todo, de lo poquito que ganaba, lo invertía rápidamente en más materiales, guardándolos en casi todos los rincones de la casa, hasta debajo de la cama… Era sin duda una persona fuera de serie, ¡ genial !

 

Creando

Le conocí cuando vivía en una casa de la barriada de Cañero de Córdoba, junto a su esposa Antonia Carballo Sánchez, que fue profesora de francés, muy culta y educada. También pintora y una gran ceramista, siempre a la sombra de Alfonso.

El propio pintor solía decir de Antonia:

 

 

…” que sobre todo era una gran ceramista y que le gustaba mucho como aplicaba la gama de los azules”…

En cierta ocasión la paciente Antonia, le preguntó por las apetencias alimenticias para el almuerzo y así prepararle algo. Y él, con la fragilidad del mimoso, como así era con ella, le dijo:

Toñita, (así la llamaba cariñosamente) no tengo mucho apetito, así es que me pones un poquito de jamón, un poquito de queso, un poquito de pan y un plátano…

 

En aquel tiempo mantenían su activo económico con la ganancia que de las realizaciones de ambos, expuestas a la venta en una tienda del Zoco que ellos atendían. También –cuando la necesidad apretaba – solían hacer las maletas y marchaban a la costa para sacar unos durillos…

Sin Toñita, Alfonso Ariza no era capaz de manejarse en el día a día. Cuando murió la esposa, la amiga, la amante, la representante y la administradora, el artista se sintió muy sólo, ya no fue el mismo. En aquel periodo de máxima tristeza, me lo encontré en varias ocasiones y lloraba desconsoladamente, como un chiquillo al que desposeen de algo muy querido. La echaba muchísimo de menos.

Era muy desprendido y no gustaba -si no había otro remedio – de vender el arte de una forma comercial o sujetándose a unas normas, era un ser rebelde y artista sin miramientos económicos, quería vender sus genialidades artísticas pero sin corsé… Conocí una curiosa anécdota que confirma lo anteriormente expuesto: Carlos González Espaliú – que fue un relevante empresario y diseñador de orfebrería- les sugirió que podían realizar un número importante de cerámicas, para su posterior adaptación a unas lámparas artísticas.

 

 

El caso es que, a pesar de que el “dinerito” les vendría muy bien, se fue al traste el posible negocio, porque el creador, el artista, el rebelde Alfonso Ariza, se decantó por no realizar su parte, esgrimiendo un simple motivo: tenía que repetir un montón de veces lo mismo… y esto él lo odiaba, no creía nada más que en la inspiración del momento, en la más pura creación. ¿Qué que pasó?, pues que doña Antonia, la administradora de la casa, se quedó sin tan importante fuente de ingresos. El artista y su singular arte, habían triunfado, dijeron ¡ no ! al apetitoso convenio comercial. Alfonso entendió que realizar una serie de diseños iguales, contaminaba seriamente el alumbramiento de una obra.

ACUERDO CON EL EXCMO. AYUNTAMIENTO

El artista estuvo en conversaciones con los ediles del Excmo. Ayuntamiento de La Rambla, para la donación de su patrimonio artístico y material, con destino al futuro Museo “Alfonso Ariza”. Los contactos giraron – según me informó – en torno al tema crematístico, ya que en buena lógica pretendía recibir una cantidad mensual hasta su fallecimiento. Ignoro el acuerdo al que llegaron finalmente ambas partes, lo que está meridianamente claro es que hoy existe el museo anhelado por el artista y que su recuerdo, abandera interesantes encuentros en torno a su obra, y se conceden en su honor, las becas Alfonso Ariza instituidas y coordinadas por el Excmo. Ayuntamiento.

FALLECIMIENTO

Fallece el día 3 de marzo de 1989 en su localidad natal. Cinco años atrás había dejado de existir su gran amor, su musa y compañera: Antoñita Carballo Sánchez (1908-1984), tras treinta y un años de convivencia amorosa y armoniosa.

Entresaco del Diario Córdoba los párrafos siguientes, referidos a la muerte del universal pintor:

 

Museo_de_Alfonso_Ariza_

…”Ha muerto solo, como él eligió, en su casa museo a los 68 años. Ha sido el precio de su gloria. El corazón le falló después de dos operaciones, y ya descansa en paz con su esposa Antonia Carballo”…

Un año después, rozando el centenar de autores participaron en la Exposición-Homenaje celebrada en el Palacio de la Merced, en recuerdo del pintor rambleño. Muchos nombres importantes se sumaron a este evento, entre ellos: Rafael Aguilera, Botí, Antonio Bujalance, José Duarte, Egea, Segundo, Julia Hidalgo, Liébana, Ángel López-Obrero, Miguel del Moral, Juan Polo, Povedano, Romero del Rosal, Emilio Serrano, Aurelio Teno, Zueras, Villatoro, etc. Una nómina completísima de artistas que recordaron, con sus obras, la calidad artística y humana del pintor.

ANTONIA CARBALLO SÁNCHEZ

Esposa, compañera y amiga de Alfonso Ariza. No se entiende al pintor sin Antoñita, ni a ella sin Alfonso. Treinta y un años de convivencia y de entendimiento personal y artístico, dan fe de éllo. Se conocieron a comienzos de los años cuarenta, en el transcurso de un homenaje que algunos de sus amigos le dedicaron en el Círculo Mercantil. Allí conoció a la que sería su media naranja: la profesora, la pintora Antonia Carballo, o Antoñita, o Toñita como cariñosamente la nombraba.

 

A ambos les unió el amor y su pasión artística, así que la comunión fue inmediata desde jóvenes. Formalizaron su unión en 1953 hasta que la guadaña, la parca, la imprevisible muerte los separó.

Dejó parte de su importante obra, ya que muchas piezas las vendieron tanto en el Zoco como en el periodo veraniego en la zona malagueña.

En 2007 la Casa-Museo Alfonso Ariza, organizó una exposición dedicada exclusivamente a exhibir la pintura y cerámica firmada por Antonia Carballo. A la que recuerdo como una mujer encantadora, enamorada profundamente del genial artista.

Antonia para desgracia del pintor, falleció en 1984, y él, roto por la ausencia de su musa y compañera, cinco años después.

Texto…F. Bravo Antibón

Fotos Exposición TABERNA BOLERO… R. Contreras

Editor y Montaje……J.L. Cuevas. Escalera del Éxito 254