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Suena por demás tétrico pero es lo que le sigue al viacrucis que vive el futuro de la Fiesta Brava en Venezuela, golpeada no solo por la crisis económica que galopa en el país sino por la apatía y desinterés de todos lo que están involucrados en lo que debería ser la lucha por su permanencia, fortalecimiento e impulso.

Increíble creer que en una de las ciudades más emblemáticas e impulsoras de la Fiesta Brava Venezolana, como lo es, San Cristóbal, Estado Táchira, occidente del país, han permitido que la guadaña haya dado otro certero golpe mortal y en lo que debería ser una celebración por todo lo alto por los 50 años de vida de la Plaza de Toros Monumental de Pueblo Nuevo en el marco de la LIIIª Feria de San Sebastián para enero del 2017, no se dará en su ciclo taurino, la novillada.

Los colegas Kike Rosales y Víctor Eduardo Ramírez Molina Vitico en sus escritos de objetiva y certera pluma, se han quedado cortos al expresar su opinión por la eliminación de la novillada con picadores de la Feria de San Sebastián 2017, decisión que han tomado apoyándose en el cuentito de la crisis económica, olvidando que en crisis se crece y han rasgado de cuajo la ilusión de la generación de relevo de la Cantera Taurina Venezolana, vaya papeleta la de éstos y que taurinos.

Imposible convertirnos en cómplices de ellos y de los gremios taurinos que están super tapados, escondidos, cobardes y perdonen si los ofendo pero no me cabe otra al afirmar que quienes han vivido, convivido, ganado, disfrutado de nuestra Fiesta Brava se las han echado al hombro, abrieron la tumba como los propios sepultureros, terminando de cavar la fosa en que la habrá de caer lo taurino venezolano, si no lo evitamos a tiempo, que corre inclemente, gracias a la apatía, desgano, indolencia de los actores protagonistas de La Fiesta de Los Toros en Venezuela.

Sí los empresarios taurinos eliminan las novilladas en las Plazas de Toros de primera, segunda, portátiles, qué futuro le espera a nuestros jóvenes novilleros, a nuestras Escuelas Taurinas; es la triste, patética, cruda e inverosímil realidad de la Fiesta Brava en Venezuela y punto redondo.