Mientras en Venezuela clausuramos plazas de toros y condenamos a la autodestrucción aquellas obras de atrevida arquitectura y orgullo del diseño de profesionales venezolanos como han sido las plaza de toros que simbolizan la presencia cultural de La Fiesta de los Toros entre nosotros.
Se trata de la Plaza de Toros La Petatera, un escenario móvil que encarna en músculo y corazón los motivos que justificarían ante las exigencias de la Unesco y que pudiera servir de instrumento en defensa de la razón taurina cultural de una nación.
Argumentos culturales como nos ha ilustrado nuestro admirado amigo François Zumbielh que sostiene una lucha permanente a favor de los toros en el mundo.
La plaza de una obra arquitectónica muy ingeniosa, ideal para las zonas sísmicas gracias a su estructura. Ingenioso su esqueleto entretejido y amarrado, que responde a una obra arquitectónica inteligente, dotada de una estructura flexible, ingeniosa y eficiente para la zona sísmica. La estructura es un esqueleto entretejido entre sí y amarrado con sogas en perfecta armonía. La estructura (*) está prevista de gran estabilidad estructural de un costo bajo de construcción. Está formada estructuralmente por un entramado de madera de varios tipos de los que se dan en la región y de acuerdo a las características del sistema, ya sea para absorber esfuerzos de tracción a través de polines y largueros, como para transmitir las fuerzas de compresión al terreno mediante horcones. La obra se inicia una vez que se ubica el centro del terreno y se traza el círculo que define al ruedo, el cual tiene un diámetro de sesenta metros y la superficie construida cerca de los tres mil metros cuadrados. El área de graderías, construidas también en madera, tienen un área de dos mil m², lo que permite un cupo de aproximadamente cinco mil espectadores. Estas graderías están divididas en 70 secciones o tablados, los cuales pertenecen a 70 concesionarios distintos que son los que almacenan, construyen y posteriormente desmantelan la estructura. El conjunto arquitectónico de la plaza de toros se complementa con la zona de corrales, construida con los mismos principios de la plaza. Las sombras representan el sistema complementario de la plaza y consisten en la cubierta que se prepara con enjaules de otate, todos con el mismo ancho pero de diferentes longitudes, las que se conocen como sombras largas y sombras cortas. Sobre estos enjaules se cosen los petates con mecate y agujas de aria. “Las faldas” son la cubierta de la plaza, las que están hechas de petate y se colocan en la parte baja de las gradas, así como en las escaleras de cada uno de las plateas. Para realizar esta obra, cada concesionario de tablado aporta cinco horcones, cinco soleras, tres latas largas, tres cortas, docena y media de tablas para platea, los asientos y los estribos, media docena de trancas para el ruedo, cuatro docenas de petates y seis sogas para amarrar.