Con el primero, que tomó el trapo con decisión y en varas fue poco castigado por blandear, confirmó alternativa el albaceteño Rubén Pinar. Inició la faena citando de lejos, con pases ligados y de calidad en principio. Después desapareció el buen toreo y continuó con pases fuera de cacho para despenar al toro de media estocada ladeada recetada con el brazo suelto. El sexto se empleó en varas y a la salida blandeó de manos. Acudió repetidamente a la muleta y la faena la compuso con pases fuera de cacho y rematando fuera para acabar de una estocada caída entrando con el brazo suelto.

 

Morante de la Puebla con el sobrero lidiado en segundo lugar puso sentimiento y se gustó al torear. El toro, de salida, se venció por el pitón derecho y desarboló el capote en un lance. Con pinceladas de toreo de clase inició la faena que acabó discrecionalmente para firmarla de cuatro pinchazos echándose fuera y perfilado al filo del pitón. Media estocada ladeada, sonó un aviso y acertó con el descabello. El cuarto toro al aparecer en el ruedo  se impresionó con la algarabía del ambiente. El toro cumple en varas y el sevillano gustándose y sintiéndose realizó un par de quites por los que hubo de saludar montera en mano entre una gran ovación.  El toro fue a la muleta con temple, humillado, noble y con fijeza,   lo que dio ocasión a Morante a bordar el toreo. Inició la faena con unos ayudados por alto acompañando la embestida del toro, que fueron como los heraldos que anunciaban lo que iba a ir a continuación. Una sucesión de pases ligados y templados y exquisitos de torero artista hasta que el toro agotó la embestida. Pinchazo y estocada con el brazo suelto, ovación al toro en el arrastre y el premio de la oreja para el diestro.

 

José María Manzanares lidió el sobrero salido en tercer lugar, descarado de pitones que se salió suelto de los capotes y peleó en varas con genio, resintiéndose de los cuartos traseros. Se salió con la muleta a los medios y el toro entraba cabeceando. Poco hubo que hacer pues se quedaba corto en la arrancada. Atacando con el brazo suelto dejó una estocada trasera perdiendo la muleta en el embroque. En el quinto realizó un buen quite por chicuelinas. El toro cumplió en varas y llegó a la muleta con enganchones, quedándose corto y echando la cara arriba. Pese a la voluntad del diestro no hubo nada que hacer y acabó de una estocada entrando con el brazo suelto.

 

Cuando se torea con sentimiento y gustándose se marca la diferencia, eso es lo que ha demostrado en esta ocasión Morante de la Puebla.

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica de José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España